EL
TORRENTE IMPERIALISTA
Es
en medio del torrente imperialista desencadenado por el 11/S que
ahora emana la perorata del nacional-trumpismo con su supremacismo
blanco, anti-latino/mexicano, anti-inmigrante, neo-nazi y
militarizado hasta la coronilla. Gracias al diputado Ron Paul se supo
en su expresión presupuestal, de la magnitud y contexto de la
militarización, que junto al creciente peso de Mnuchin, de Goldman
Sachs, Wall Street y los tres generales son el gabinete. Con Trump
ellos encabezan lo que Naomi Klein llamó capitalismo del desastre,
ahora en su estampa neofascista de nacional-trumpismo: el
Departamento de Defensa (DdD), las 37 mil firmas bélico-industriales,
incluidos poderosos consorcios, junto a miles de sub-contratistas,
tienen acceso privilegiado (cost plus) a la mayor asignación
absoluta de recursos públicos en la historia de EU y en lo que va,
de nación alguna, desde el despegue del mundo industrial.
El
torrente imperialista no es asunto menor ni nuevo pero se recrudece y
ensangrienta desde el 11/S junto al negacionismo climático de Trump
de grave riesgo a la biota global. La suya es una actitud dirigida a
corregir, censurar o reprimir a la comunidad científica, pero sólo
cuando las cifras y conclusiones apuntan a peligros de corto, mediano
o largo plazo que chocan con negocios y tecnologías (motor de
combustión interna) y ganancia de la quema de combustibles fósiles,
eje de las fortunas de ExxonMobil, Chevron/Texaco, BP, etcétera, y
pieza fundamental en la vulnerabilidad de ciudades como Houston, hoy
ahogada con billones (trillions) de litros de agua, pero que, según
el DdD y sus socios los combustibles fósiles permanecerán en
función hasta mediados de siglo XXI (LJ 6/10/2011), para cuando la
catástrofe climático/ambiental será irreversible. Van por la
ganancia hasta la extinción de las especies.
Trump
también censura a los analistas “cuando echan por tierra supuestos
geopolíticos y estratégicos y, bajo pretexto del 11/S, EU y sus
socios en la OTAN prosiguen con la ofensiva por el control del
petróleo mundial, una hazaña neo-nazi denunciada en 2007 por el
general Wesley Clark, ex comandante supremo de la OTAN. (Ibid)
El
masivo aumento al gasto militar es de la magnitud requerida para
librar una suicida guerra nuclear. Los preparativos para esa guerra,
como mostró C. Wright Mills en Las causas de la Tercera Guerra
Mundial, están en marcha desde hace décadas. Para 2018 el
presupuesto del Pentágono es de 696 mil millones de dólares (mmdd).
Eso incluye 54 mmdd propuesto por Trump más 30 mmdd agregados por
los diputados republicanos. Aunque existe una ley de 2011 que limita
el gasto militar, ya ese límite fue rebasado en 72 mmdd. Como dijo
Paul, la ley es laxa y ya se las arreglarán para gastarlo todo. El
sueño de magnates.
Esta
ampliación presupuestal para la masiva proyección militar de EU se
dirige al mundo en general y a la periferia capitalista en
particular, sede de localizaciones estratégicas como Afganistán y
grandes y codiciados yacimientos minerales y de los combustibles
fósiles que, advierte la ciencia, aceleran el calentamiento global
(Venezuela, Irak, Libia, México, Canadá, Nigeria, etc). Es un
diseño de subrogación vinculado al interés corporativo por el
intenso contratismo del tipo Reconstrucción y Estabilización puesto
en práctica luego de la brutal devastación de población e
infraestructura de Irak y de la estabilización lograda con brutal
represión. En sus inicios el diseño estuvo a cargo de Carlos
Pascual, ex embajador de EU en Ucrania y México. Ahora el
contratismo vincula la administración del gasto militar al lema
trumpista del America First por medio de la subrogación mercenaria
(cost plus) de las guerras de agresión, puesta en marcha en Irak.
Mattis
propone el establecimiento de bases permanentes cuando ya EU tiene
entre 800 y mil bases desplegadas cerca de Rusia y China que EU
considera retadores hegemónicos sea en lo nuclear/balístico
inter-continental o en lo comercial/industrial/bancario/financiero.
También hay bases próximas a grandes yacimientos de recursos
naturales. En territorio nacional de EU el DdD cuenta con ¡6 mil
bases y campos de adiestramiento! localizados en estados, condados o
distritos, puertos y aeropuertos (civil/militares) de impacto sobre
la ecuación político electoral relacionada a la asignación de
grandes contratos bélico-industriales.
El
planteo de Mattis no se limita a la experiencia histórica de bases
de EU sobre los polos capitalistas devastados hace más de 70 años
luego de la Segunda Guerra Mundial. Ahora se informa que el
presidente Macri de Argentina piensa facilitar bases a EU al norte,
frente a Brasil y al sur, en dirección a la Antártida, por lo que
los dichos de diplomáticos al servicio del menemismo entreguista de
que el rechazo popular a instalar bases extranjeras en territorio
nacional es cosa de setenteros, son una histórica desfachatez.
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JohnSaxeF
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TORRENTE
IMPERIALISTA II: CATÁSTROFE CIVILIZATORIA
En
medio de huracanes en Houston, Texas, el Caribe (Cuba y Florida) e
inmensos incendios forestales en el estado de Washington en el
noroeste de Estados Unidos, catástrofes climáticas de dimensiones y
fuerza jamás registradas, según dicen los meteorólogos y
climatólogos oficiales y no-oficiales, se acumula el rechazo,
condena y abyección ante los negacionistas de este mundo de parte de
las generaciones de hoy, mañana y de los siglos por venir. Esos
hechos son sólo atisbos, barruntos, del colapso climático
antropogénico en curso y de lo que a todas luces son impactos
planetarios de la acumulación capitalista que, sin la urgente
regulación doméstica y mundial de los gases de efecto invernadero
que aceleran el calentamiento global, aumentan su intensidad y
frecuencia.
En
La territorialidad capitalista en el límite, el capítulo inicial
del libro Chevron: paradigma de la catástrofe civilizatoria,
coordinado por Ana Esther Ceceña y Raúl Ornelas, publicado por la
UNAM y conocida editorial, la investigadora del Instituto de
Investigaciones Económicas de la UNAM deja en claro que por tratarse
de los combustibles fósiles, “una mercancía, un modo de vida y
una materialidad…que es motor que da cuerpo, contenido y dinámica
al capitalismo de nuestros días, se requiere… desentrañar y poner
en evidencia la maraña completa del capitalismo”, es decir:
entender el modo de estar del capitalismo y las claves mediante las
cuales se forja su ser material y simbólico, su ser territorial.
Desde las primeras líneas la autora va al grano y muestra al público
de México, América Latina y el mundo, la naturaleza y el modus
operandi de Chevron, una de las grandes fieras corporativas que
desatan sobre el territorio nacional esa mezcla de codicia,
entreguismo, suprema merma constitucional y torpeza geoestratégica,
de los gobiernos que padece la nación desde 1982:
Texaco,
hoy Chevron, devastó medio millón de hectáreas de selva amazónica
buscando petróleo.Generó conflictos entre poblaciones desplazadas y
asentadas. Contaminó el ambiente y dejó residuos tóxicos que han
hecho perdurable el daño. Se niega a contribuir en el remedio
ecológico y ha llegado al absurdo de demandar al país que recibió
el perjuicio. Peor, logró que las instancias de justicia de Estados
Unidos e internacionales fallen a su favor exigiendo que el Estado
ecuatoriano indemnice a la empresa y cargue con sus daños.
Chevron
no viene sola. Es parte de una jauría con enorme poder acumulado
junto a un sistema bancario/financiero. Robert Engler en The politics
of oil, 1961 (La política petrolera FCE, 1966) documentó que el big
oil, de facto doma a su antojo las leyes y coloca a su disposición
la maquinaria gubernamental, maneja la opinión ciudadana hacia metas
que socavan la gobernabilidad pública, todo en nombre de la
prosperidad y la tecnología; esa industria fue capaz de destruir la
competencia y limitó la abundancia. En nombre del interés nacional
ha recibido privilegios aún mayores a los otorgados a otras
industrias. En nombre de la seguridad nacional influye y realiza
ganancias de una política exterior que apoya el chovinismo de unos
pocos en lugar de la generosidad y aspiraciones de los muchos en las
áreas subdesarrolladas. En nombre de la empresa privada, contribuye
al deterioro de porciones de la vida democrática, de la educación y
de la moral cívica. En nombre del derecho de representación que
entroniza dentro de los procesos políticos hace imposible
diferenciar las acciones públicas de las privadas. En nombre de la
libertad, la industria petrolera recibe sustancial inmunidad en la
rendición de cuentas ante el público(p.9).
Luego
del Torrente imperialista que siguió al 11/S, la sólida evaluación
de Engler se queda corta. Los antecedentes importan. Luego de la
guerra Árabe-Israelí (1973) el General Wesley Clark ex-comandante
de la OTAN, en varios estudios mostró que la dependencia de Estados
Unidos del petróleo importado y la ausencia de alternativas
energéticas (solar, eólica, etcétera) textual: “distorsionaría
la política exterior, lo que llevaría a lanzar mucho dinero fuera
del país y en dirección al uso de tropas de Estados Unidos en
ultramar para asegurar el acceso a esos suministros…y eso fue lo
que ocurrió”. “Eso llevó a la creación del Al Qaeda, al 11/S,
a nuestra invasión de Afganistán y a la decisión del gobierno de
Bush II de invadir a Irak, llevó al gasto de unos dos billones de
dólares (a couple of trillion dollars) y más, mucho más dinero”.
Según Clark se gastan 150 mil millones de dólares anuales en las
guerras por el petróleo ciertamente de una manera directa o
indirecta. El resto, es para desplegar tropas y proteger el acceso al
petróleo.
En
1998 Kenneth Derr, gerente de Chevron, exclamó desde la avaricia de
esa corporación: Irak tiene enormes reservas de petróleo y gas,
reservas a las que desearía que Chevron pudiera acceder. A Derr y el
big oil, se les cumplió. (continuará)
Publicación
Original en La
Jornada:
http://www.jornada.unam.mx/2017/09/14/opinion/025a1eco
http://www.jornada.unam.mx/2017/09/14/opinion/025a1eco
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JohnSaxeF
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Torrente
imperialista III: punto de quiebre
John
Saxe-Fernández
La
vida en este planeta está siendo sacrificada ante el altar de la
maximización de las ganancias, de la acumulación capitalista en
favor, no en exclusiva, de los muy poderosos sectores de los
combustibles fósiles y de la máquina de combustión interna. Los
aportes de István Mészáros y de Giovanni Arrighi para el análisis
histórico y contemporáneo de la crisis del capitalismo los colocan
como interlocutores esenciales para esta y las siguientes
generaciones. Es vital proseguir con la reflexión en torno al perfil
y profundización de los acontecimientos políticos,
económico/financieros, ecológicos y de civilización que denotan,
con perspectiva geo-histórica, como planteó Arrighi, el deterioro
generalizado de una pax americana en pie de guerra desde el 11/S.
Con
una supremacía militar desde la que Estados Unidos (EU) asume
riesgos de aniquilación mutua frente a Rusia, la otra gran potencia
nuclear, el presidente Trump amenaza a otras naciones (Corea del
Norte) con su destrucción total. Lo hace en las inmediaciones de
China colocando en serio riesgo la vida de millones y la paz mundial
(Correo Ilustrado 21/8/17).
Si
bien Bill Clinton no dio curso al Tratado de Kyoto, para colmo Trump
retiró a EU de un acuerdo como el de París, laxo y sin
formalización vinculante en materia de emisión de gases de efecto
invernadero (GEI). Lo hizo mientras se acelera la emisión de GEI que
calientan el planeta. Agréguese a este rudo escenario el desdén de
la cúpula política de EU ante iniciativas a favor de la paz
mundial, como la restauración o una actualización del tratado
anti-balístico (ABM) abrogado por Bush II y festejado por
inversionistas y banqueros suicidas de Wall Street ante las jugosas
ventas de todo tipo de armas y sistemas anti-balísticos a países
colindantes con Rusia y en fechas recientes a Corea del Sur, elevando
los riesgos de guerra mundial. EU también rechazó el control, ya no
digamos la necesaria abolición, de armas de destrucción masiva y la
prohibición de la venta a privados de armas de asalto como las
usadas en el ataque a civiles en Las Vegas o la salvajada de acentuar
el flujo de esas armas al sur del Bravo alentando el caos y la
masacre entre mexicanos, en lo que es una guerra irregular y de
ocupación de EU disfrazada de “guerra al narco”.
La
financiarización que se acentúa desde los años 90 no es indicio de
una nueva etapa del capitalismo mundial. No anuncia primavera alguna.
Tampoco un otoño, sino un crudo y muy riesgoso invierno. Para
Arrighi y Beverly Silver en Caos y orden en el sistema-mundo moderno
(Akal, 2001) se trata del indicio más evidente de que nos
encontramos en medio de una crisis hegemónica, a lo que es necesario
agregar que, a poco más de 15 años de esa publicación, junto al
belicismo e intervencionismo del torrente imperialista de EU se
observa que la gran recesión de 2007 no es una nueva etapa del
capitalismo mundial, sino, diríamos en 2017, evidencia de su crisis
existencial por el vínculo de la acumulación imperialista al
colapso climático antropogénico (CCA) y sus efectos terminales para
la vida planetaria.
El
torrente imperialista gesta un punto de quiebre nodal: Arrighi y
Silver consideraron que la expansión financiera sería un fenómeno
temporal que terminará de forma más o menos catastrófica (…)
(hoy día), la propia expansión financiera parece basarse en
fundamentos cada vez más precarios” (derivando en una) reacción
(y anunciando) “que la masiva redistribución de renta y riqueza
sobre la que descansa la expansión alcanzó o está a punto de
alcanzar sus límites. Y cuando la redistribución ya no se pueda
sostener en lo económico, social y político, la expansión
financiera está destinada a su fin (…) la caída, más o menos
inminente, de Occidente de los puestos de mando del sistema
capitalista mundial no sólo es posible, sino probable. Si el sistema
acaba hundiéndose, será (…) por la resistencia de EU a ajustarse
y acomodarse a las nuevas circunstancias”. (Ibid)
Para
John Smith en El imperialismo en el siglo XXI, Monthly Review 2016,
los hechos observados desde la gran recesión de 2007 no es otra
crisis financiera o del capitalismo. Es una crisis del imperialismo
calificada por Smith de crisis final por su vínculo al CCA: la
destrucción capitalista de la naturaleza significa que ésta no es
sólo la mayor crisis jamás experimentada por el capitalismo, sino
que es la crisis final del capitalismo, es una crisis existencial
para la humanidad. (Ibid, 314-15)
Estamos
en un punto de quiebre climático y sistémico. El párrafo de cierre
de El imperialismo, un notable volumen, es una cita del pensador
cubano Raúl Valdés Vivó: No es, como dijo Rosa Luxemburgo en 1918
socialismo o barbarie sino socialismo o nada. O se frena la
acumulación capitalista o será irreversible el colapso del pilar
biológico y ambiental/atmosférico imprescindible para vivir y hacer
historia.
István
Mészáros in memoriam
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