martes, 12 de septiembre de 2017


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MES PATRIO: MAS ALLÁ DE LA SUPERFICIE PREELECTORAL... MOVILIZACIÓN POPULAR GENERALIZADA POR LA JUSTICIA-DEMOCRACIA Y DIGNIDAD NACIONAL
El titular de Hacienda entrega a los diputados la propuesta de paquete económico
Anuncia Meade recorte por $28 mil 300 millones al gasto en 2018

Roberto Garduño y Enrique Méndez
Periódico La Jornada
Sábado 9 de septiembre de 2017, p. 9
El secretario de Hacienda, José Antonio Meade Kuribreña, entregó ayer a la Cámara de Diputados la propuesta de paquete económico 2018 que, expuso, busca dar una señal sobre el manejo de las finanzas públicas para un año en el que se anticipa que el entorno externo continuará generando incertidumbre, en especial por la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).


Para la dependencia a su cargo, si bien las conversaciones con Estados Unidos y Canadá han tomado un cauce deseable e institucional para actualizar el acuerdo, no se pueden descartar escenarios en los que se posponga la renegociación si no se concluye de manera adecuada antes de la elección presidencial en México o bien porque finalmente Donald Trump decida salirse unilateralmente.


El funcionario anunció un recorte de 28 mil 300 millones de pesos en el gasto público y resaltó que se revisa si el sismo del pasado jueves está dentro del polígono cubierto por el fondo catastrófico contratado por el gobierno federal. Si es así, la cobertura es de 150 millones de dólares y se utilizará para la reconstrucción. En cualquier caso, está el Fondo de Desastres Naturales y hay capacidad de hacer frente a la contingencia, declaró.


Discusión más allá de partidismos


Después de entregar la caja con los documentos al presidente de la mesa directiva de la cámara, Jorge Carlos Ramírez Marín, quien comprometió una discusión más allá de cualquier partidismo por la transición sexenal, Meade expresó que el desempeño económico para 2017, notablemente mejor al esperado al inicio de año por la incertidumbre de las políticas de Trump y la mejoría en las expectativas para el cierre del año, significa un llamado a continuar la disciplina sobre la que se fundan los resultados.


Incluso anticipó que al concluir el sexenio de Enrique Peña Nieto, la inflación se ubicará en promedio en 3.9 por ciento, el promedio más bajo en una administración desde la década de los años 70 del siglo pasado. Además, citó que en el sexenio de Vicente Fox la inflación fue de 4.9 promedio, mientras con Felipe Calderón fue de 4.9 por ciento.


Detalló que se espera un tipo de cambio de 18.10 pesos por dólar, y resaltó que el precio estimado de 46 dólares en el precio del petróleo de exportación está anclado en la valoración de futuros, es razonable y adecuadamente bien cubierto, por lo que no implica ningún elemento de riesgo incluso si no se llegara a materializar esa cotización.


También informó que en la ruta de reducir el saldo histórico de la deuda se solicitó un endeudamiento interno neto hasta por 470 mil millones, menor en 25 mil millones al techo solicitado este año, y un externo de hasta 5 mil 500 millones de dólares, 300 millones menos en comparación con el ejercicio fiscal en curso.


Sobre los precios de los combustibles, indicó que si bien Hacienda ya no los fijará, debido a la volatilidad se aplicará una política de estímulos fiscales que suavice el movimiento del costo a los consumidores para ayudar a una transición ordenada en el esquema de precios libres y flexibles.


El titular de Hacienda anticipó que los estados recibirán un incremento de 28 mil 402 millones en el ramo 33, Aportaciones federales, para un total de 686 mil 525 millones por ese rubro, y en el ramo 28, Participaciones a entidades federativas y municipios, serán 806 mil 517 millones de pesos.


Rechazó que ese incremento tenga un objetivo electoral. El aumento a participaciones es el que resulta de la mejor estimación de ingresos tributarios, llanamente, sin ningún elemento que implique suspicacia, afirmó.


http://www.jornada.unam.mx/2017/09/09/politica/009n1pol
Paquete económico 2018: la misma receta
De nueva cuenta, el proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación, incluido en el Paquete Económico 2018, que fue sometido a consideración de la Cámara de Diputados, ratifica la voluntad gubernamental de mantener un modelo económico que incide de manera muy desfavorable en grandes sectores de la población, especialmente en los de menores ingresos. Cifra más, cifra menos, la propuesta presupuestaria del año próximo afirma la tendencia a poner más atención en el pago de la deuda pública, que en la inversión física indispensable para el crecimiento y el desarrollo.
El progresivo endeudamiento gubernamental –que comenzó en el pasado sexenio, pero se incrementó aceleradamente en el actual– se ha convertido en un problema que a esta altu- ra conspira claramente contra el buen manejo de las finanzas públicas. A la caída en picada de los precios del crudo y a la depreciación cambiaria que operó en contra de nuestra moneda, se le sumó el costo de recorrer un camino que a la larga sale caro: el de recurrir al financiamiento bancario para salvar obstáculos coyunturales, sin tomar en cuenta las tasas de interés impuestas por las instituciones crediticias, que invariablemente se mueven al alza y convierten el pago de la deuda en un proceso interminable.
La anterior no es una afirmación gratuita: durante el primer tercio del año, por ejemplo, los intereses sobre la deuda que el gobierno federal debió desembolsar fueron casi 38 por ciento más que los pagados durante el mismo periodo de 2016. Aumentaron los costos por el servicio de la deuda externa, se incrementaron todavía más los de la interna, el entorno financiero entró en lo que parece un incierto periodo de volatilidad y las autoridades hacendarias se vieron –se ven– en serios apuros para financiar el conjunto de la deuda.
La apuesta del gobierno, cada vez que presenta sus paquetes económicos, es a favor de un crecimiento de la economía que por distintas razones nunca alcanza el rango de lo previsto por Hacienda; y así, como si se tratara de la única solución posible, se cumple con el pago de la deuda a costa de recortar una y otra vez rubros que resultan urgentes atender y de escatimarle fondos a una inversión pública sin la cual difícilmente se generen empleos y se estimule la productividad. Pero lo que parece un ciclo determinado por factores que escapan al control del gobierno es, en realidad, la aplicación deliberada de una política que no prioriza (de hecho, a veces parece que ni siquiera toma en cuenta) las necesidades que apremian a la mayoría de los mexicanos.
En esa política se inscribe también la reducción de fondos que el Presupuesto de Egresos 2018 contempla para los organismos que deben regular la participación del sector privado en el área energética. Cuando más empieza a manifestarse la actividad de las empresas extranjeras en esa área, menos recursos se les entregan a las comisiones Nacional de Hidrocarburos y la Reguladora de Energía, que en teoría deben vigilar que las operaciones de dichas empresas se lleven a cabo de manera transparente. Si en un mercado sometido a las presiones de la liberalización (y ese es, precisamente, el caso del energético en nuestro país) no se ejercen cabalmente los mecanismos reguladores del mismo, no es raro que las grandes corporaciones involucradas aprovechen para obtener más beneficios de los que legalmente les corresponden. No se trata de un prejuicio contra la iniciativa privada, sino de una realidad constatable en todo el mundo.
Como sea, si no se restructura el gasto y se le da mayor preponderancia a la inversión pública para la ampliación y construcción de infraestructura, no se atacará uno de los problemas que contribuye a perpetuar la inadmisible desigualdad que prevalece en la sociedad mexicana.

http://www.jornada.unam.mx/2017/09/10/opinion/002a1edi