martes, 24 de abril de 2018


En la hipótesis de un gran fraude electoral
Octavio Rodríguez Araujo
La decisión de quienes forman mayoría en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), relacionada con la candidatura de Jaime Heliodoro alías El Bronco, es una clara señal del fraude electoral que se está cocinando en las oficinas de lujo (públicas y privadas) de los que quieren seguir decidiendo el futuro del país. Si ya de por sí es una aberración haberle dado registro como candidata a Margarita Zavala, por el simple hecho de haber presentado como buenas un montón de firmas falsas y simuladas (45 por ciento de sus apoyos fueron irregulares), el registro de El Broncorebasa hasta el sentido común. Tanto el INE como el TEPJF han sido omisos ante el intento de fraude cometido por ambos aspirantes presidenciales (imaginariamente independientes) al no tomar en cuenta que no eran personas honestas o, por lo menos, suficientemente responsables como para depurar, antes de entregarlas, las firmas que sus auxiliares recolectaron.
Lo de El Bronco es peor que lo de Zavala, pues en este caso el tribunal electoral dio por buena una suposición y no la información real, completa y cruzada con las firmas de otros precandidatos para corroborar que no había duplicaciones. Peor todavía, porque su sentencia es inapelable y definitiva. Y estos mal llamados magistrados son precisamente los que nos dirán si las elecciones próximas fueron limpias o no y quién resultó ganador. Si en 2006 provocaron, tanto el órgano administrativo como el judicial en materia electoral, sobradas sospechas de parcialidad, en estos comicios, incluso antes de darse, ya están desacreditados, sobre todo el tribunal. ¿Fue una casualidad o fue deliberado?
En mi opinión fue deliberado. En primer lugar, porque saben que por ley sus decisiones son inatacables y definitivas y, además, porque no hay castigo si le tuercen la mano a la ley; en segundo lugar, porque no les importa su imagen sino el cargo que ocupan y el sueldo que obtienen; en tercer lugar, porque con su dictamen ya sembraron la duda sobre la limpieza de los comicios por venir y sus resultados, y porque también saben que, en un ambiente de sombras, cualquier cosa puede ocurrir si no se da una verdadera y masiva vigilancia del proceso.
En otras palabras, el TEPJF acaba de medirle el agua a los camotes y si nadie protesta lo suficiente como para que se vean obligados a renunciar por parcialidad manifiesta, pues adelante: sabrán que podrán hacer lo que quieran y declarar como ganador a quien quieran y nada grave pasará en el México de hoy y del futuro próximo.
Ellos saben, como todos nosotros, que en el país pueden ocurrir incluso aberraciones jurídicas y procesales y que sólo caen en la cárcel quienes no son protegidos por el poder institucional y sus representados más influyentes. Ahí están, por ejemplo, Atenco/aeropuerto, Ayotzinapa, Odebrecht, OHL, minas a cielo abierto y muchos más ilícitos sin que pase nada serio con los responsables. La impunidad se garantiza para muchos, ¿por qué no también para supuestos magistrados sin vergüenza ni dignidad? El poder se ejerce a como dé lugar y la mayoría de la gente lo tolera así como es, como si se tratara de las inevitables moscas molestas en un día de campo.
Ante esta situación y su perspectiva más probable, sólo queda un camino: juntar fuerzas para que una verdadera mayoría se organice para cuidar el voto ciudadano y orientar éste a quien tenga mayores probabilidades de triunfo siempre y cuando éste no sea un súbdito de los grandes poderes políticos y económicos que están en el centro de la disputa electoral.
Como les consta a mis lectores, he sido crítico de López Obrador por varios conceptos, pero así las cosas y tomando muy en cuenta la calidad moral (¿?) de los jueces electorales que tendrán la última y la única palabra, es mi opinión que el único candidato que tiene un buen margen de independencia de los poderes fácticos es él, Andrés Manuel.
Si la hipótesis que he planteado en este artículo es correcta y el fraude electoral será una vez más el común denominador de los comicios, sólo queda el voto mayoritario, realmente mayoritario aunque sea útil, por AMLO. Sólo con una ventaja indiscutible sobre sus contrincantes podrá ganar en medio de la porquería por venir y que ya empezó, a manera de tanteo, con el registro de El Bronco, un candidato que no debió serlo. Los mexicanos más conscientes tenemos que demostrar que, a pesar de todos los fraudes y trapacerías imaginables y que obviamente ya se están cocinando, el candidato menos comprometido con el establishment deberá ganar aunque sólo sea para obligar a los cuestionados magistrados a tragarse sus dictámenes y sus triquiñuelas legaloides.
http://www.jornada.unam.mx/2018/04/19/opinion/022a2pol

Lectura interesante..., autor o autora anónimo(a)


Esta interpretación filosa del momento electoral y los elementos de táctica de avanzada q propone para una posición de izquierda y popular debiera ser reflexionado como material preparatorio o base p la discusión:

"Compañeras y compañeros:
Creo que ante la gravedad del conflicto social que vivimos y el manejo político y electoral que Morena ha hecho de la misma, nos deja, además de inconformidades, varias dudas e incertidumbres.
Pero me parece que si situamos correctamente la coyuntura y nos situamos correctamente en ella, desde el punto de vista de los proyectos sociales en pugna, aún dentro de Morena y de los sectores o clase sociales que están detrás de los diversos proyectos, tendremos un poco más de claridades y certezas, lo que nos permitirá definir con mayor precisión las espectativas y nuestras tareas.
En este sentido, les dejo algunos puntos a reflexionar, a trabajar, que me parece, desde mi punto de vista, nos pueden ayudar a explicarnos mejor la situación actual.
La actual coyuntura es inédita en la historia reciente del país. No habíamos vivido algo parecido, por tanto no debemos tratarla como una circunstancia política, digamos, "normal", sino juzgarla en su propia dimensión, lo que nos llevaría a tomar medidas que correspondan a la situación.
El proyecto neoliberal llega casi a su límite. Seguir por ese rumbo, nos llevaría a una crisis civilizatoria, a un desastre criminal. Por lo que la oligarquía también percibe distinta la circunstancia actual.
Hay un hartazgo generalizado, la mayoría de la raza esta hasta la madre.
Como consecuencia hay una gran efervecencia política, hay el ánimo de participar de mucha gente de todos los sectores y capas sociales.
Todo el conflicto social y todas las contradicciones se desplazan centralmente al combate político/electoral. Todos los grupos sociales y políticos se han incorporado a esta lucha y debate, desde todas las posiciones, colores, matices, como nunca antes.
Hay una gran posibilidad de derrotar a la oligarquía neoliberal apátrida, destructora y voraz, en este proceso electoral, lo que abre una amplia posibilidad de cambio.
Los sectores y las fuerzas que confluían en el proyecto neoliberal se decantan, se fraccionan, se debilitan, se queda cada vez más solo el núcleo duro oligarca, el que estaría dispuesto a ir hasta las últimas consecuencias.
La oligarquía se sabe derrotada, perdió el consenso social y la legitimidad. Pero no entregará la plaza así nada más de fácil.
En sentido contrario se fortalece el frente amplio electoral antirégimen, antioligarca, antineoliberal, nacionalista y patriótico. 
Pero aún y eso no es suficiente ni garantía absoluta del triunfo y menos de un cambio. La lucha seguirá después del 1 de Julio.
Los procesos de los independientes como método general de lucha electoral quedaron rebasados, lo mismo que otros mecanismos de participación. La dinámica acelerada de la coyuntura histórica los desgastó muy rápidamente, de la misma manera que viene desgastando todo, desmadrando todo, deconstruyendo todo. Lo que nos ubica en la lógica de la necesaria reconstrucción de la vida nacional.
El conflicto cada vez más se decanta hacia la confrontación de dos bloques, de dos proyectos y de dos fuerzas aglutinadas alrededor de esos dos proyectos, el neoliberal y el proyecto alterno de nación. No va quedar tierra intermedia ni posiciones neutras.
Haber logrado  esta circunstancia, no es un mérito exclusivo de nadie, de ningún individuo, sino que es un proceso social construido con la lucha de décadas de muchos colectivos, organizaciones e individuos. Por tanto, sería demasiado irresponsable, abandonar por cualquier motivo la lucha, después del costo tan elevado que se pagó, para abrir esta grieta en las estructuras de poder, y construir esta coyuntura favorable, que no es de las que aparecen cada 3 años. 
Para realizar el cambio no es suficiente ganar los espacios de gobierno, aunque es muy bueno contar con ellos para empujar desde arriba la transformación. Pero esencialmente el cambio se dará desde abajo, que es desde donde se derrotará la resistencia oligarca.
El proceso de transición ya inició y hoy la lucha es por su definición. Es decir, hasta donde, que tan intenso, con quienes se llevará a cabo la transición. La oligarquía está jugando a todas las cartas que puede, aunque sabe que sus empleados están en la lona. Hasta hoy.
De como se resuelva esta etapa transitoria, dependerá el futuro mediato e inmediato de la patria y del pueblo.
Si fuimos capaces de construir esta coyuntura histórica con un gran sacrificio de compas, con un gran esfuerzo, ahora organicémonos para lograr estar en el proceso de cambio en el sentido que debe darse y que la transición no sea un simple gatopardismo.
La construcción de organizacion debe ser simultáneo a la promoción intensa de la participación político/electoral. 
En este momento no debe haber vacilaciones, el menos peor de los partidos, que puede ser utilizado como instrumento para canalizar las aspiraciones del pueblo es Morena, por ahí canalizaremos de manera masiva y generalizada la participación electoral, pero teniendo claridad que ahí mismo se juegan varios proyectos y que el del pueblo trabajador debe estar presente.
L@s compañer@s del magisterio democrático y de las organizaciones populares en todo el país, fueron desplazados con cualquier pretexto y triquiñuelas, para poner de candidat@s a gente no confiable, por decir lo menos.
Ante eso hay que señalar que Morena no es un partido del magisterio democrático ni de las organizaciones populares que luchamos por un cambio de fondo, es un partido del sector nacionalista desplazado del gobierno por los tecnócratas.
Nosotros no tenemos la conducción de Morena ni el control del proceso para determinar candidaturas, alianzas, nombramientos, etc., ellos tienen el control.
Ellos nos conocen a nosotros y saben que somos fuerzas populares que vamos más a fondo en los cambios y no nos quedamos en la superficialidad de los mismos. Los sectores nacionalistas que controlan Morena nos perciben como un proyecto con ciertas diferencias al suyo y tratan de marginarnos y poner la mayor cantidad de su gente en los cargos en disputa electoral.
De momento no podemos hacer gran cosa, porque nosotros no tenemos nuestra propia fuerza política organizada o nuestro partido con el que podamos plantear nuestro proyecto y nuestros candidatos en alianza con ellos.
 • Nosotros trabajamos para ellos. Porque incluso dentro de Morena estamos divididos e individualizados, no hemos sido capaces de organizaranos al interior como proyecto y fuerza popular para exigir nuestros espacios.
Eso debe de cambiar pronto porque se corre el riesgo de que muchas cosas se queden en el gatopardismo.
Por eso mismo nos propusimos construir la Unidad Patriótica como un espacio que acuerpe, organice y haga crecer la fuerza y el proyecto popular, para que sean notorias su presencia y sus legítimas demandas en esta lucha política.
En la UP pueden participar colectivos, organizaciones, individuos, estén o no en Morena.
Pero por estas consideraciones debe quedar claro, que la UP también se plantea contribuir a la derrota político/electoral del régimen oligarca neoliberal, llevando a López Obrador a la presidencia, y ganar todos los demás espacios de gobierno en disputa, de la misma manera que fortalecer el proyecto popular.
Son tareas complementarias y necesarias.
A esta inconformidad extendida en Morena, debemos darle una propuesta de salida política y organizativa. Lo que no podemos hacer es que nos gane la decepción, la frustración, el coraje y de un manotazo mandar todo a la chingada, tirar todo el trabajo por la borda.
Estamos ante la oportunidad de hacer historia.

Son ideas que pueden debatirse, complementarse o desecharse.

Además, el dinamismo con el que se mueve la sociedad y la política en estos momentos, rápidamente confirma o desecha cualquier "tesis".
Saludos."