domingo, 22 de octubre de 2017
Magníficos artículos sobre la Revolución Soviética
http://www.jornada.unam.mx/2017/10/17/per-portada.html
Nestor Makhno |
NÉSTOR
MAKHNO,
EL ZAPATA RUSO
EL ZAPATA RUSO
Armando
Bartra
Hace
cien años los campesinos, obreros y pueblos de las nacionalidades
sometidas al imperio ruso hicieron una revolución que con la
mexicana inauguró el siglo. Y porque es la primera que se proclama
socialista, la de 1917 ha sido vista como modelo a seguir. Sin
embargo, fue en verdad un acontecimiento paradójico y excepcional.
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Se ha dicho también que la alianza obrero-campesina fue el dispositivo que hizo posible la revolución, pero lo cierto es que a la convergencia de clase que derroca al zar sigue un desencuentro creciente y al final una sangrienta confrontación entre el gobierno presuntamente proletario y los trabajadores rurales.
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Ucrania, una de las naciones sometidas al imperio colonial de los zares, era el granero de Rusia y por ello territorio en disputa y escenario de prolongadas confrontaciones bélicas. Para 1917 el pueblo ucraniano está en pie de lucha: resiste a la reacción interna y extranjera organizándose en soviets, pero también armándose mediante un Consejo Revolucionario Militar que coordinando a veces con el Ejército Rojo combate tanto a las fuerzas restauradoras como a los diferentes ejércitos de invasión. Su líder político-militar es Néstor Makhno, campesino anarquista y como tal impulsor de la organización autogestionaria de la sociedad ucraniana sobre la base de soviets y comunidades autónomas.
Los ucranianos tienen dos demandas que desde el principio la revolución ha hecho suyas: libertad a los pueblos oprimidos por el colonialismo zarista y entrega de la tierra a las comunidades campesinas. El gobierno de los bolcheviques no las niega, sin embargo, privilegia lo que entiende son los intereses generales del proletariado ruso, que presuntamente el autonomismo campesino ucraniano pone en riesgo. Y por reclamar autonomía, los seguidores de Makhno son acusados de secesionistas y ferozmente combatidos.
El Consejo Revolucionario se deslinda expresamente de cualquier clase de separatismo: “Entendemos esta independencia, no como nacional sino como la independencia social y laboriosa de obreros y campesinos. Declaramos que el pueblo trabajador ucraniano, como cualquier otro pueblo, tiene derecho a forjar su propio destino, no como nación, sino como unión de trabajadores”. Pero no es escuchado.
Finalmente, controladas la ofensiva restauradora interna y la guerra de ocupación, el Ejército Rojo se siente libre de lanzarse contra el Ejército Insurreccional Revolucionario que hasta entonces había sido su aliado, al tiempo que el gobierno bolchevique persigue y apresa a los anarquistas que lo apoyan.
Tras negociaciones fallidas, la última tregua se rompe en el verano de 1921, el Ejército Rojo ataca con todo a las fuerzas de Makhno y al “terror blanco” de los reaccionarios sigue en Ucrania el “terror rojo” de los revolucionarios en el poder. Pronto los rebeldes son diezmados y, herido, su líder tiene que exiliarse. La makhnovschina termina en un baño de sangre con la bandera roja de los comunistas flameando sobre la desgarrada bandera negra de los ácratas.
Responsable del Ejército Rojo y por tanto de la campaña de aniquilamiento, Trotski sostiene que “en la lucha contra Mahkno, defendimos la revolución proletaria de la contrarrevolución campesina”. En realidad el choque entre un ejército presuntamente proletario y un ejército ciertamente campesino dramatiza la tragedia de la revolución rusa; un magno acontecimiento libertario que acabó devorando a sus hijos.
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En el espejo de 1917 vemos que el surgimiento de liderazgos y ejércitos populares como los de Villa y Zapata, son patrones universales que se repiten en el Ejército Insurreccional Revolucionario de Ucrania, la fuerza armada campesina que puso en pie Makhno, no en balde llamado el Zapata ruso. Fuerzas rebeldes que tanto allá como aquí tuvieron que confrontar a los terratenientes, a la intervención extranjera y a la contrarrevolución restauradora.
En el espejo de 1917 descubrimos que el choque entre el regionalismo comunitarista y horizontal de los insurrectos campesinos y la lógica nacional y centralista de los revolucionarios urbanos es recurrente tanto en Rusia como en México y concluye en violentas confrontaciones.
En el espejo de 1917 vemos que el Plan de Ayala y la llamada Comuna de Morelos no son excepcionales sino que se repiten en las propuestas de transformación desde abajo y la conformación de un autogobierno regional, impulsados por el Consejo Revolucionario de los insurrectos ucranianos.
Y es que en el fondo –es decir, en su raíz y protagonismo agrario– la revolución rusa y la mexicana se parecen más de lo que algunos pensaron.
Publicado en La Jornada Semanal del 17 de octube de 2017
http://www.jornada.unam.mx/2017/10/17/per-nestor.html
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Qué
fue la Revolución Rusa
Guillermo
Almeyra / I
Algunas
perogrulladas previas: 1) la historia sirve para estudiar los
comportamientos humanos en diferentes sociedades, no para formular
juicios morales; 2) los grandes acontecimientos no son hechos
aislados sino la culminación de procesos (Lenin bailó de alegría
bajo la nieve cuando la recién nacida República soviética superó
la duración de la Comuna de París porque la hazaña de 1917, para
él, era la continuación de 1871 parisino y apenas el segundo de
otros asaltos
al cielo que
salvarían a la revolución de la derrota); 3) las palabras son
engañosas y deben ser pensadas en su contexto histórico (un obrero
de 1917 no es igual a un obrero actual ni tampoco son iguales su
trabajo y su modo de vida); 4) las revoluciones que no se extienden
degeneran y perecen (aunque el territorio que abarquen sea inmenso y
riquísimo porque deben superar el nivel de cultura y de
productividad de los países avanzados ) y 5) el
camino de la victoria está sembrado de derrotas,
(y el frente de batalla es planetario porque el capitalismo es un
sistema mundial, no una suma de Estados no interrelacionados).
Para
evitar los anacronismos y comprender bien los conceptos, conviene
recurrir al libro de David Mandel Los
soviets de Petrograd, Ed.
Syllepse 2017, París, 560 pp, estudio sociológico fundamental
sobre la composición social de los partidos socialistas, los
soviets y la clase obrera rusa durante la revolución de 1917.
Veamos algunos datos:
Petrogrado
tenía 2 millones 412 mil 800 habitantes, de los cuales 416 mil eran
obreros, en 60 por ciento metalúrgicos, concentrados en 90 por
ciento en 38 grandes fábricas. La población total del imperio
zarista llegaba a 134 millones de personasy en ella los obreros eran
3.5 millones. El partido bolchevique contaba en la ciudad con cinco
mil militantes en enero de 1917, y con 42 mil antes de octubre. Más
de 80 por ciento de ellos eran obreros, sobre todo metalúrgicos,
tenían un promedio de edad de 27 años y estaban alfabetizados en
92 por ciento (en la industria metalúrgica todavía no taylorizada
los obreros debían saber interpretar un plano, preparar las tareas
y las herramientas y conocer matemáticas y trigonometría. Igual
cosa sucedía con los obreros de las imprentas pues debían leer
manuscritos y componer los textos con tipos o con las recientemente
creadas linotipias).
¿Qué
fue la Revolución Rusa? La conjunción entre una inmensa revolución
campesina precapitalista, la revolución de las minorías nacionales
contra el despotismo asiático de los zares y una revolución
anticapitalista de una minoría obrera muy concentrada y una parte
era avanzada, culta e inteligente. Esas tres gigantescas olas
simultáneas barrieron un régimen hacía tiempo condenado.
En
efecto, desde la gran hambruna de fines del siglo XIX y la
revolución de 1905, la autocracia zarista vivía de prestado y se
enfrentaba a la mayoría de la nobleza y a la burguesía que, aliada
al gran capital extranjero, buscaba democracia, la inteligencia y la
clase obrera que era socialista cuya aristocracia (los impresores)
seguía a los mencheviques y su parte más activa (metalúrgicos y
químicos), a los bolcheviques y anarquistas. La guerra (que
concentró a millones de campesinos-soldados en el frente junto a
obreros y estudiantes socialistas) hizo explotar esa mezcla.
En
la revolución de febrero participaron todas las clases, las cuales
empezaron a diferenciarse desde marzo hasta octubre porque los
gobiernos burgueses y los ministros socialistas moderados
prosiguieron la guerra odiada que desangraba y hambreaba al país y
no dieron tierra a los campesinos.
La
revolución de octubre se hizo por eso sin disparar ni un tiro
porque las consignas bolcheviques de ¡Pan, paz y tierra! les
permitieron ganar la mayoría de la guarnición de Petrogrado, de
los soviets y la gran mayoría de las fábricas y sindicatos y
recoger el poder convertido ya en un fantasma.
Las
revoluciones son el resultado de la insubordinación de las amplias
masas. Los bolcheviques reorientados por Lenin y Trotsky no hicieron
la revolución: simplemente la encauzaron y organizaron la toma del
poder estatal.
Incluso
en la izquierda muchos criticaron la Revolución Rusa diciendo que
era prematura. Pero si los bolcheviques no hubiesen tomado el poder
lo habría hecho una terrible dictadura de la derecha apoyándose en
un sector de los oficiales zaristas y la República democrática
nacida en febrero se habría convertido en una semicolonia
francoinglesa con un poder dictatorial.
¿Fue
la Revolución Rusa una revolución obrera? Sí, desde la de febrero
mismo, preparada por grandes huelgas desde 1914-1916, la cual fue
sobre todo obrera por el papel de los obreros en las
manifestaciones, fundamentales para convencer a los soldados
campesinos. El partido bolchevique, por su parte, era la
organización militante del sector más decidido, joven y audaz de
los obreros altamente calificados que la industria de guerra había
concentrado en la ciudad.
Los
soviets (consejos obreros cuyos diputados eran elegidos y revocados
por asambleas) fueron la escuela que permitió la rápida evolución
de la mayoría de los obreros hacia los minoritarios pero firmes y
esclarecidos bolcheviques, abandonando a los otros partidos
socialistas, mayoritarios en febrero pero que seguían aliados a los
capitalistas y eran agentes de Francia y de Inglaterra.
La
de octubre 1917 fue una revolución obrera dirigida por un partido
obrero revolucionario que se apoyó sobre la lucha de las minorías
nacionales por su autodeterminación y en el hambre de paz y de
tierra de los 14 millones de campesinos enviados a morir en la
guerra. En febrero imitó a la Revolución Francesa pero los
bolcheviques aprendieron de ésta y de la Comuna de París, hicieron
una revolución obrera y la defendieron esperando extenderla a otros
países más avanzados para construir el socialismo.
Publicado
en: La Jornada
http://www.jornada.unam.mx/2017/10/22/politica/016a1pol?partner=rss
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